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Sin duda una de las cosas que hace única a la formación PIR es la oportunidad de pasar, a lo largo de los cuatro años de residencia en Psicología Clínica, por las distintas rotaciones PIR. Trabajar en las distintas unidades, dispositivos y servicios de Salud Mental te otorgará una visión integral del Sistema Sanitario, además de formarte en el trabajo interdisciplinar y permitirte descubrir las múltiples formas de ejercer como Psicólogas y Psicólogos Clínicos.
Seguramente durante la preparación del examen PIR te has encontrado en algún momento fantaseando con las distintas rotaciones por las que pasarás en la residencia. Ahora bien, ¿qué podemos esperar de estas rotaciones? ¿Cómo podremos sacarles el máximo partido?
Si estás preparándote para el examen PIR o ya estás a las puertas de convertirte en residente, quédate, porque en este artículo vamos a tratar de ayudarte a comprender mejor qué papel juegan las rotaciones en tu futuro profesional. Desde la Academia APIR, donde acompañamos cada año a cientos de estudiantes hasta alcanzar sus plazas PIR, te compartimos esta pequeña guía para que puedas anticiparte, prepararte y vivir con mayor provecho esta etapa.
¿Qué son las rotaciones y por qué son importantes?
Durante la residencia en Psicología Clínica, tendrás un itinerario formativo individualizado, que se organiza en diferentes áreas y dispositivos asistenciales. Estas estancias temporales en distintos servicios se conocen como rotaciones PIR, y van a ser una parte esencial de tu formación PIR. Cada rotación te permite sumergirte en un contexto clínico específico: unidades de Salud Mental infanto-juvenil, Hospitales de Día, centros de drogodependencias, Hospitalización de Salud Mental, Atención Primaria, etcétera. Además, en cada una de ellas aprenderás de un equipo de profesionales diferente, que tratarán de transmitirte su visión de la Salud Mental y su manera particular de trabajar.
Estas experiencias cumplen varios objetivos:
- Adquirir experiencia directa en contextos clínicos variados.
- Desarrollar habilidades prácticas, ya que la formación teórica sin aplicación real no es suficiente.
- Observar y aprender de diferentes estilos terapéuticos y modelos clínicos.
- Conocer el trabajo de otros profesionales (psiquiatras, enfermeros, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales…) y colaborar en equipos multidisciplinares.
Gracias a esta variedad de entornos, problemáticas, profesionales y recursos, irás ampliando tu mirada clínica, formando y cuestionando tus propios modelos de intervención y desarrollando una actitud terapéutica flexible y crítica. Estas habilidades serán fundamentales para ejercer de forma responsable y efectiva en un ámbito tan complejo como es la Psicología Clínica.
Tipos de rotaciones: hospitalarias, comunitarias, especializadas…
Ya sabemos que durante la residencia vamos a ir rotando por distintos dispositivos. Éstos son muy diferentes entre sí, y el tiempo que pasamos en cada uno de ellos va a variar. No todas las rotaciones son iguales ni tienen el mismo impacto, pero no por ello debemos desaprovechar las oportunidades de aprendizaje que cada una nos ofrece. A continuación, repasamos los principales tipos de rotación:
Rotaciones comunitarias
Suelen ser las primeras rotaciones por las que pasamos. En estos dispositivos el trabajo se centra en un enfoque más psicosocial y centrado en el entorno y la comunidad del paciente:
- Centros de salud mental comunitaria o CSM/USMC (los nombres exactos varían entre comunidades autónomas, pero el objetivo es el mismo). Estas unidades suponen el primer lugar por el que pasa una persona cuando su Médico de Atención Primaria le deriva a Salud Mental. La población atendida será muy variada en cuanto a edad, problemática de Salud Mental…
- Atención primaria, donde podrás trabajar en coordinación con los médicos de cabecera y con Psicólogos Clínicos de Atención Primaria, en el caso de que se haya instaurado en tu hospital un programa PsicAP.
- Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil, donde se trabaja con niños y adolescentes de manera más específica, cuando la atención ofrecida en el CSM no es suficiente.
Si aún no conoces nuestro Máster en Clínica Infanto-Juvenil, para poder especializarte en esta población, te dejo aquí el enlace para que lo hagas: https://amireducacion.com/formacion-psicologia/academia-pir/examen-pir/
- Drogodependencias y otras adicciones, donde se abordan problemas de consumo u otras conductas consideradas adictivas (como el juego patológico u otras adicciones comportamentales)
Es una gran oportunidad para ver intervenciones desde un enfoque menos centrado en el modelo biomédico, así como de comprender las implicaciones que la comunidad y el entorno de la persona tienen sobre su sufrimiento. Son dispositivos que surgieron cuando se decidió sacar a la Salud Mental del hospital, acercando nuestros servicios a la comunidad e integrándonos en ella.
Rotaciones hospitalarias
Son aquellas que tienen lugar dentro del hospital, con una ligera mayor presencia de lo biomédico, aunque no únicamente basadas en éste.
- Unidades de hospitalización de Salud Mental, donde observarás intervenciones en casos agudos en los que se hace necesario un ingreso. Es una buena oportunidad para aprender sobre el abordaje en situaciones de crisis. En esta rotación también puede incluirse la atención en Urgencias.
- Comunidad Terapéutica/unidad de rehabilitación, donde se trabaja frecuentemente con personas que han sido diagnosticadas de un trastorno mental grave (generalmente incluimos aquí los trastornos psicóticos, los trastornos afectivos graves, como el Trastorno Bipolar, y los Trastornos de Personalidad). El objetivo principal de estas unidades es la rehabilitación psicosocial y la recuperación funcional.
- Hospitales de día, donde se trabaja con pacientes graves en tratamiento ambulatorio intensivo.
- Interconsulta y Enlace, donde atenderemos las demandas de pacientes que se encuentran ingresados en el hospital por patología orgánica, o de médicos que solicitan nuestra intervención en algún caso. Durante esta rotación también participarás en los programas de Enlace con los que cuente tu hospital, en coordinación con otras especialidades, como son los programas de Rehabilitación cardiaca, cirugía bariátrica…
Aquí es frecuente enfrentarse a casos graves, a menudo con tratamiento psicofarmacológico y situaciones de alta vulnerabilidad psicosocial. Son una muy buena oportunidad de afianzar el papel tan relevante que tiene la Psicología Clínica en el abordaje del Trastorno Mental Grave.
Otras rotaciones específicas
Algunos centros permiten rotar por programas más específicos:
- Unidades de Trastornos de la Conducta Alimentaria
- Unidades de violencia de género.
- Programas de salud sexual y reproductiva.
- Equipo de Tratamiento Intensivo Comunitario/Equipo de Tratamiento Asertivo Comunitario
Este tipo de rotaciones suelen dejar huella por el contacto con situaciones y casos muy complejos, tanto a nivel de clínica como de abordaje.
Rotaciones externas
Durante los últimos años de residencia tenemos la oportunidad de rotar, durante un tiempo limitado, por algún dispositivo específico que no se encuentre en nuestro hospital. Estas rotaciones pueden realizarse tanto a nivel nacional como internacional. Normalmente se realizan dos rotaciones, de entre tres o cuatro meses, repartidas en el tercer y cuarto año. Tenemos la posibilidad de realizar una de ellas en el extranjero, aunque no es obligatorio (igual que tampoco lo es irte de tu provincia o de tu comunidad autónoma). Algunas de las rotaciones internacionales más conocidas son en Argentina, Nueva York, Londres o Melbourne, entre otros sitios.
Gracias a esta rotación podremos complementar nuestra formación PIR de un modo que se ajuste a nuestros intereses y aptitudes.
Consejos para aprender al máximo en cada rotación
En ocasiones, al llegar a un sitio nuevo, no sabemos muy bien qué hacer. Vamos de un lado a otro del nuevo dispositivo buscando a un adjunto que nos acoja y nos introduzca en el trabajo que allí se realiza. A continuación, vamos a hablar de cómo aproximarnos a las rotaciones para sacarles el máximo partido, ya que no basta con estar en una rotación para aprender: la actitud con la que te aproximes a cada experiencia marcará la diferencia.
Actitud profesional
El paso de estudiante a profesional es progresivo, pero empieza desde el primer día de residencia.
- Llega puntual, toma la iniciativa y demuestra interés. Aunque estés “de observador”, tu presencia comunica mucho, tanto al adjunto que te está enseñando como al paciente que se sienta delante vuestra.
- Respeta la confidencialidad, tanto dentro como fuera del entorno clínico.
- Pregunta con humildad, pero también con criterio: el objetivo no es acabar sabiéndolo todo (“si yo lo sé todo, el paciente no tiene nada que decir”). Aprender a discernir las preguntas útiles de las que no lo son tanto va a ser clave para mantener el foco en lo importante.
- Mantén una postura ética: si algo te genera dudas (diagnósticos, tratamientos, prácticas), busca supervisión o reflexión, sin caer en juicios precipitados. Es posible que algunas situaciones e intervenciones te generen conflicto. Para ello es importante la reflexión, y entender que normalmente las cosas no ocurren en el vacío, sino en un contexto clínico e institucional que también afecta a lo que estás viviendo.
Una actitud profesional genera confianza en los tutores y favorece que te involucren más activamente en los casos, lo que resultará en una mayor profundidad de tus aprendizajes.
Aprendizaje activo
La residencia no pretende ser un conjunto de clases magistrales, por lo que en las rotaciones se esperará que participes activamente y te involucres en las tareas del equipo. El aprendizaje pasivo de las clases de la universidad se acabó.
- Lleva una libreta o registro de aprendizajes. Anota preguntas, conceptos nuevos, casos que te impacten.
- Busca referentes clínicos en tus adjuntos, observa cómo intervienen, cómo comunican, cómo sostienen la incertidumbre… Esto te servirá de base para acabar desarrollando tu propio estilo terapéutico.
- Hazte preguntas constantemente: ¿Qué haría yo en esta situación? ¿Qué otros enfoques podrían aplicarse? ¿Qué implicaciones éticas hay? Las preguntas son la mejor vía para conocer la realidad y, por tanto, adaptarnos a ella.
- Comparte tus dudas y reflexiones con otros residentes: muchas veces, las mejores ideas nacen del intercambio. Además, nadie va a entender mejor la situación en la que te encuentras que tus compañeros.
El aprendizaje activo te ayuda no solo a integrar conocimientos, sino también a construir tu identidad profesional como psicóloga o psicólogo clínico. Es habitual al inicio de nuestro camino como Psicólogos Clínicos que intentemos imitar a nuestros referentes, pero poco a poco irás dándote cuenta del estilo personal y único que estás construyendo.
Un proceso que transforma: lo que nadie te cuenta sobre las rotaciones PIR
Más allá del aprendizaje técnico, las rotaciones pueden removerte emocionalmente. Estarás frente a pacientes con historias de vida durísimas, trabajarás con profesionales que no siempre comparten tu visión, vivirás momentos de frustración, dudas, pero también de mucha satisfacción. No se tratará solo de que aprendas técnicas de intervención, sino que también aprenderás sobre ti, y sobre cómo te posicionas delante del sufrimiento humano.
Recuerda: ¡no estás allí solo para “hacer currículum” !, sino para formarte como profesional reflexivo, ético y humano. Y eso también implica atravesar el desconcierto, la incomodidad y la incertidumbre. Porque si algo debe caracterizar el trabajo con las personas, es la capacidad de tolerar el no saber.
Desde la Academia PIR APIR, lo decimos a menudo: el PIR no es solo un examen ni una plaza, sino un proceso que cambia tu forma de estar en el mundo, y cada rotación PIR será una pequeña pieza de esa transformación.
¿Y cómo prepararse para todo esto?
La preparación empieza mucho antes del primer día como residente. Desde la academia APIR, llevamos años acompañando a miles de estudiantes a aprobar el PIR, pero también a entender lo que implica ser residente PIR y futuro especialista en Psicología Clínica.
Creemos que acabar siendo profesionales bien formados no solo es cuestión de memorizar contenidos, sino de desarrollar una mirada crítica y flexible, una ética profesional sólida y una sensibilidad humana profunda. Y eso también se entrena desde ahora, mientras estudias, te examinas, caes y te levantas.
Conclusión
La formación PIR y el paso por las distintas rotaciones, te exponen a la complejidad real del trabajo clínico, a las luces y sombras del sistema, y te dan la oportunidad de crecer, equivocarte, observar, aprender y volver a intentarlo.
Prepárate para ellas con curiosidad, con humildad y con la convicción de que cada dispositivo, cada equipo y cada paciente serán parte de tu formación. Cada desacuerdo con un compañero, cada paciente que se molesta contigo, cada alta, cada supervisión… te convertirán en el profesional que serás el día de mañana.
Y si todavía estás en la fase de estudio, recuerda que Aprobar el PIR no es el final, sino el principio. Desde la Academia APIR seguimos comprometidos con acompañarte no solo a conseguir tu plaza, sino a aprovecharla al máximo cuando llegue ese día, pide información de todos los cursos que tenemos y da el salto definitivo.
Fdo: Margarita Hidalgo, Psicóloga Clínica
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Sin duda una de las cosas que hace única a la formación PIR es la oportunidad de pasar, a lo largo de los cuatro años de residencia en Psicología Clínica, por las distintas rotaciones PIR. Trabajar en las distintas unidades, dispositivos y servicios de Salud Mental te otorgará una visión integral del Sistema Sanitario, además de formarte en el trabajo interdisciplinar y permitirte descubrir las múltiples formas de ejercer como Psicólogas y Psicólogos Clínicos.
Seguramente durante la preparación del examen PIR te has encontrado en algún momento fantaseando con las distintas rotaciones por las que pasarás en la residencia. Ahora bien, ¿qué podemos esperar de estas rotaciones? ¿Cómo podremos sacarles el máximo partido?
Si estás preparándote para el examen PIR o ya estás a las puertas de convertirte en residente, quédate, porque en este artículo vamos a tratar de ayudarte a comprender mejor qué papel juegan las rotaciones en tu futuro profesional. Desde la Academia APIR, donde acompañamos cada año a cientos de estudiantes hasta alcanzar sus plazas PIR, te compartimos esta pequeña guía para que puedas anticiparte, prepararte y vivir con mayor provecho esta etapa.
¿Qué son las rotaciones y por qué son importantes?
Durante la residencia en Psicología Clínica, tendrás un itinerario formativo individualizado, que se organiza en diferentes áreas y dispositivos asistenciales. Estas estancias temporales en distintos servicios se conocen como rotaciones PIR, y van a ser una parte esencial de tu formación PIR. Cada rotación te permite sumergirte en un contexto clínico específico: unidades de Salud Mental infanto-juvenil, Hospitales de Día, centros de drogodependencias, Hospitalización de Salud Mental, Atención Primaria, etcétera. Además, en cada una de ellas aprenderás de un equipo de profesionales diferente, que tratarán de transmitirte su visión de la Salud Mental y su manera particular de trabajar.
Estas experiencias cumplen varios objetivos:
- Adquirir experiencia directa en contextos clínicos variados.
- Desarrollar habilidades prácticas, ya que la formación teórica sin aplicación real no es suficiente.
- Observar y aprender de diferentes estilos terapéuticos y modelos clínicos.
- Conocer el trabajo de otros profesionales (psiquiatras, enfermeros, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales…) y colaborar en equipos multidisciplinares.
Gracias a esta variedad de entornos, problemáticas, profesionales y recursos, irás ampliando tu mirada clínica, formando y cuestionando tus propios modelos de intervención y desarrollando una actitud terapéutica flexible y crítica. Estas habilidades serán fundamentales para ejercer de forma responsable y efectiva en un ámbito tan complejo como es la Psicología Clínica.
Tipos de rotaciones: hospitalarias, comunitarias, especializadas…
Ya sabemos que durante la residencia vamos a ir rotando por distintos dispositivos. Éstos son muy diferentes entre sí, y el tiempo que pasamos en cada uno de ellos va a variar. No todas las rotaciones son iguales ni tienen el mismo impacto, pero no por ello debemos desaprovechar las oportunidades de aprendizaje que cada una nos ofrece. A continuación, repasamos los principales tipos de rotación:
Rotaciones comunitarias
Suelen ser las primeras rotaciones por las que pasamos. En estos dispositivos el trabajo se centra en un enfoque más psicosocial y centrado en el entorno y la comunidad del paciente:
- Centros de salud mental comunitaria o CSM/USMC (los nombres exactos varían entre comunidades autónomas, pero el objetivo es el mismo). Estas unidades suponen el primer lugar por el que pasa una persona cuando su Médico de Atención Primaria le deriva a Salud Mental. La población atendida será muy variada en cuanto a edad, problemática de Salud Mental…
- Atención primaria, donde podrás trabajar en coordinación con los médicos de cabecera y con Psicólogos Clínicos de Atención Primaria, en el caso de que se haya instaurado en tu hospital un programa PsicAP.
- Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil, donde se trabaja con niños y adolescentes de manera más específica, cuando la atención ofrecida en el CSM no es suficiente.
Si aún no conoces nuestro Máster en Clínica Infanto-Juvenil, para poder especializarte en esta población, te dejo aquí el enlace para que lo hagas: https://amireducacion.com/formacion-psicologia/academia-pir/examen-pir/
- Drogodependencias y otras adicciones, donde se abordan problemas de consumo u otras conductas consideradas adictivas (como el juego patológico u otras adicciones comportamentales)
Es una gran oportunidad para ver intervenciones desde un enfoque menos centrado en el modelo biomédico, así como de comprender las implicaciones que la comunidad y el entorno de la persona tienen sobre su sufrimiento. Son dispositivos que surgieron cuando se decidió sacar a la Salud Mental del hospital, acercando nuestros servicios a la comunidad e integrándonos en ella.
Rotaciones hospitalarias
Son aquellas que tienen lugar dentro del hospital, con una ligera mayor presencia de lo biomédico, aunque no únicamente basadas en éste.
- Unidades de hospitalización de Salud Mental, donde observarás intervenciones en casos agudos en los que se hace necesario un ingreso. Es una buena oportunidad para aprender sobre el abordaje en situaciones de crisis. En esta rotación también puede incluirse la atención en Urgencias.
- Comunidad Terapéutica/unidad de rehabilitación, donde se trabaja frecuentemente con personas que han sido diagnosticadas de un trastorno mental grave (generalmente incluimos aquí los trastornos psicóticos, los trastornos afectivos graves, como el Trastorno Bipolar, y los Trastornos de Personalidad). El objetivo principal de estas unidades es la rehabilitación psicosocial y la recuperación funcional.
- Hospitales de día, donde se trabaja con pacientes graves en tratamiento ambulatorio intensivo.
- Interconsulta y Enlace, donde atenderemos las demandas de pacientes que se encuentran ingresados en el hospital por patología orgánica, o de médicos que solicitan nuestra intervención en algún caso. Durante esta rotación también participarás en los programas de Enlace con los que cuente tu hospital, en coordinación con otras especialidades, como son los programas de Rehabilitación cardiaca, cirugía bariátrica…
Aquí es frecuente enfrentarse a casos graves, a menudo con tratamiento psicofarmacológico y situaciones de alta vulnerabilidad psicosocial. Son una muy buena oportunidad de afianzar el papel tan relevante que tiene la Psicología Clínica en el abordaje del Trastorno Mental Grave.
Otras rotaciones específicas
Algunos centros permiten rotar por programas más específicos:
- Unidades de Trastornos de la Conducta Alimentaria
- Unidades de violencia de género.
- Programas de salud sexual y reproductiva.
- Equipo de Tratamiento Intensivo Comunitario/Equipo de Tratamiento Asertivo Comunitario
Este tipo de rotaciones suelen dejar huella por el contacto con situaciones y casos muy complejos, tanto a nivel de clínica como de abordaje.
Rotaciones externas
Durante los últimos años de residencia tenemos la oportunidad de rotar, durante un tiempo limitado, por algún dispositivo específico que no se encuentre en nuestro hospital. Estas rotaciones pueden realizarse tanto a nivel nacional como internacional. Normalmente se realizan dos rotaciones, de entre tres o cuatro meses, repartidas en el tercer y cuarto año. Tenemos la posibilidad de realizar una de ellas en el extranjero, aunque no es obligatorio (igual que tampoco lo es irte de tu provincia o de tu comunidad autónoma). Algunas de las rotaciones internacionales más conocidas son en Argentina, Nueva York, Londres o Melbourne, entre otros sitios.
Gracias a esta rotación podremos complementar nuestra formación PIR de un modo que se ajuste a nuestros intereses y aptitudes.
Consejos para aprender al máximo en cada rotación
En ocasiones, al llegar a un sitio nuevo, no sabemos muy bien qué hacer. Vamos de un lado a otro del nuevo dispositivo buscando a un adjunto que nos acoja y nos introduzca en el trabajo que allí se realiza. A continuación, vamos a hablar de cómo aproximarnos a las rotaciones para sacarles el máximo partido, ya que no basta con estar en una rotación para aprender: la actitud con la que te aproximes a cada experiencia marcará la diferencia.
Actitud profesional
El paso de estudiante a profesional es progresivo, pero empieza desde el primer día de residencia.
- Llega puntual, toma la iniciativa y demuestra interés. Aunque estés “de observador”, tu presencia comunica mucho, tanto al adjunto que te está enseñando como al paciente que se sienta delante vuestra.
- Respeta la confidencialidad, tanto dentro como fuera del entorno clínico.
- Pregunta con humildad, pero también con criterio: el objetivo no es acabar sabiéndolo todo (“si yo lo sé todo, el paciente no tiene nada que decir”). Aprender a discernir las preguntas útiles de las que no lo son tanto va a ser clave para mantener el foco en lo importante.
- Mantén una postura ética: si algo te genera dudas (diagnósticos, tratamientos, prácticas), busca supervisión o reflexión, sin caer en juicios precipitados. Es posible que algunas situaciones e intervenciones te generen conflicto. Para ello es importante la reflexión, y entender que normalmente las cosas no ocurren en el vacío, sino en un contexto clínico e institucional que también afecta a lo que estás viviendo.
Una actitud profesional genera confianza en los tutores y favorece que te involucren más activamente en los casos, lo que resultará en una mayor profundidad de tus aprendizajes.
Aprendizaje activo
La residencia no pretende ser un conjunto de clases magistrales, por lo que en las rotaciones se esperará que participes activamente y te involucres en las tareas del equipo. El aprendizaje pasivo de las clases de la universidad se acabó.
- Lleva una libreta o registro de aprendizajes. Anota preguntas, conceptos nuevos, casos que te impacten.
- Busca referentes clínicos en tus adjuntos, observa cómo intervienen, cómo comunican, cómo sostienen la incertidumbre… Esto te servirá de base para acabar desarrollando tu propio estilo terapéutico.
- Hazte preguntas constantemente: ¿Qué haría yo en esta situación? ¿Qué otros enfoques podrían aplicarse? ¿Qué implicaciones éticas hay? Las preguntas son la mejor vía para conocer la realidad y, por tanto, adaptarnos a ella.
- Comparte tus dudas y reflexiones con otros residentes: muchas veces, las mejores ideas nacen del intercambio. Además, nadie va a entender mejor la situación en la que te encuentras que tus compañeros.
El aprendizaje activo te ayuda no solo a integrar conocimientos, sino también a construir tu identidad profesional como psicóloga o psicólogo clínico. Es habitual al inicio de nuestro camino como Psicólogos Clínicos que intentemos imitar a nuestros referentes, pero poco a poco irás dándote cuenta del estilo personal y único que estás construyendo.
Un proceso que transforma: lo que nadie te cuenta sobre las rotaciones PIR
Más allá del aprendizaje técnico, las rotaciones pueden removerte emocionalmente. Estarás frente a pacientes con historias de vida durísimas, trabajarás con profesionales que no siempre comparten tu visión, vivirás momentos de frustración, dudas, pero también de mucha satisfacción. No se tratará solo de que aprendas técnicas de intervención, sino que también aprenderás sobre ti, y sobre cómo te posicionas delante del sufrimiento humano.
Recuerda: ¡no estás allí solo para “hacer currículum” !, sino para formarte como profesional reflexivo, ético y humano. Y eso también implica atravesar el desconcierto, la incomodidad y la incertidumbre. Porque si algo debe caracterizar el trabajo con las personas, es la capacidad de tolerar el no saber.
Desde la Academia PIR APIR, lo decimos a menudo: el PIR no es solo un examen ni una plaza, sino un proceso que cambia tu forma de estar en el mundo, y cada rotación PIR será una pequeña pieza de esa transformación.
¿Y cómo prepararse para todo esto?
La preparación empieza mucho antes del primer día como residente. Desde la academia APIR, llevamos años acompañando a miles de estudiantes a aprobar el PIR, pero también a entender lo que implica ser residente PIR y futuro especialista en Psicología Clínica.
Creemos que acabar siendo profesionales bien formados no solo es cuestión de memorizar contenidos, sino de desarrollar una mirada crítica y flexible, una ética profesional sólida y una sensibilidad humana profunda. Y eso también se entrena desde ahora, mientras estudias, te examinas, caes y te levantas.
Conclusión
La formación PIR y el paso por las distintas rotaciones, te exponen a la complejidad real del trabajo clínico, a las luces y sombras del sistema, y te dan la oportunidad de crecer, equivocarte, observar, aprender y volver a intentarlo.
Prepárate para ellas con curiosidad, con humildad y con la convicción de que cada dispositivo, cada equipo y cada paciente serán parte de tu formación. Cada desacuerdo con un compañero, cada paciente que se molesta contigo, cada alta, cada supervisión… te convertirán en el profesional que serás el día de mañana.
Y si todavía estás en la fase de estudio, recuerda que Aprobar el PIR no es el final, sino el principio. Desde la Academia APIR seguimos comprometidos con acompañarte no solo a conseguir tu plaza, sino a aprovecharla al máximo cuando llegue ese día, pide información de todos los cursos que tenemos y da el salto definitivo.
Fdo: Margarita Hidalgo, Psicóloga Clínica
La formación de residencia en Psicología Clínica (PIR) ofrece la oportunidad de realizar diversas rotaciones en diferentes unidades de Salud Mental. Estas rotaciones son cruciales para adquirir experiencia práctica en contextos clínicos variados, aprender de equipos multidisciplinarios y desarrollar habilidades terapéuticas. Los tipos de rotaciones incluyen comunitarias, hospitalarias y otras especializadas, lo que permite una formación integral. Para aprovechar al máximo, es esencial adoptar una actitud profesional, participar activamente en el aprendizaje y reflexionar sobre las experiencias vividas. Este proceso no solo te forma como psicólogo clínico, sino que también transforma tu enfoque hacia el sufrimiento humano.
Sin duda, una de las características distintivas de la formación PIR es la oportunidad de participar, a lo largo de tus cuatro años de residencia en Psicología Clínica, en diversas rotaciones PIR. Trabajar en distintos departamentos y servicios de Salud Mental te proporcionará una visión integral del Sistema Sanitario, además de formarte en el trabajo interdisciplinario y permitirte explorar las variadas formas de ejercer como Psicólogos Clínicos.
Es probable que mientras preparas el examen PIR, hayas soñado con las diferentes rotaciones que realizarás durante la residencia. Pero, ¿qué puedes esperar de estas rotaciones y cómo sacarles el máximo provecho?
Si te estás preparando para el examen PIR o ya estás a punto de convertirte en residente, sigue leyendo. En este artículo, te ayudaremos a entender mejor el papel de las rotaciones en tu futuro profesional. Desde la Academia APIR, que acompaña a cientos de estudiantes cada año hasta que logran su plaza PIR, te compartimos esta guía para que puedas anticiparte, prepararte y aprovechar al máximo esta etapa.
¿Qué son las rotaciones y por qué son importantes?
Durante la residencia en Psicología Clínica, seguirás un itinerario formativo individualizado, organizado en diferentes áreas y dispositivos asistenciales. estas estancias en distintos servicios son conocidas como rotaciones PIR, y son fundamentales para tu formación PIR. Cada rotación te permite sumergirte en un contexto clínico específico: unidades de Salud Mental infanto-juvenil, Hospitales de Día, centros de drogodependencias, Hospitalización de Salud Mental, Atención Primaria, entre otros. Además, aprenderás de un equipo de profesionales diferentes, quienes compartirán contigo su visión sobre la Salud Mental y su estilo de trabajo.
Estas experiencias tienen varios objetivos:
- Adquirir experiencia directa en contextos clínicos diversos.
- Desarrollar habilidades prácticas, ya que la formación teórica requiere de aplicación real.
- Observar y aprender diferentes estilos terapéuticos y modelos clínicos.
- Colaborar con otros profesionales (psiquiatras, enfermeros, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, etc.) en equipos multidisciplinarios.
Gracias a esta variedad de entornos, problemáticas, profesionales y recursos, ampliarás tu mirada clínica, cuestionarás tus propios modelos de intervención y desarrollarás una actitud terapéutica flexible y crítica. Estas habilidades son esenciales para ejercer responsable y efectivamente en el complejo campo de la Psicología Clínica.
Tipos de rotaciones: hospitalarias, comunitarias, especializadas…
Sabemos que durante la residencia rotaremos por distintos dispositivos, que son muy variados y el tiempo que pasamos en cada uno será diferente. No todas las rotaciones son iguales ni tienen el mismo impacto, pero no debemos desaprovechar las oportunidades de aprendizaje que cada una nos ofrece. A continuación, revisamos los principales tipos de rotación:
Rotaciones comunitarias
Suelen ser las primeras rotaciones que realizamos. En estos dispositivos, el enfoque es más psicosocial y centrado en el entorno y la comunidad del paciente:
- Centros de salud mental comunitaria o CSM/USMC (los nombres pueden variar según comunidades autónomas, pero el objetivo es el mismo). Estas unidades son el primer punto de contacto para las personas derivadas por su Médico de Atención Primaria.
- Atención primaria, donde trabajarás en coordinación con médicos de cabecera y Psicólogos Clínicos en casos donde se haya implementado el programa PsicAP en tu hospital.
- Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil, donde se brinda atención más específica a niños y adolescentes cuando lo ofrecido en el CSM no es suficiente.
Si aún no conoces nuestro Máster en Clínica Infanto-Juvenil para especializarte en esta población, aquí tienes el enlace: https://amireducacion.com/formacion-psicologia/academia-pir/examen-pir/
- Drogodependencias y otras adicciones, donde se abordan problemas de consumo y conductas adictivas (como el juego patológico).
Estas rotaciones ofrecen una excelente oportunidad para observar intervenciones desde un enfoque menos biomédico y entender cómo la comunidad y el entorno impactan en el sufrimiento de las personas. Son dispositivos que surgieron para acercar los servicios de Salud Mental a la comunidad, alejándolos de un contexto hospitalario.
Rotaciones hospitalarias
Estas se realizan dentro del hospital, con una mayor presencia del enfoque biomédico:
- Unidades de hospitalización de Salud Mental, donde aprenderás sobre intervenciones en situaciones agudas que requieren ingreso. Es una excelente oportunidad para ver cómo se manejan crisis. Esta rotación puede incluir atención en Urgencias.
- Comunidad Terapéutica/unidad de rehabilitación, donde trabajarás con personas diagnosticadas de trastornos mentales graves (como trastornos psicóticos o afectivos severos). El enfoque principal es la rehabilitación psicosocial y la recuperación funcional.
- Hospitales de día, donde se brinda tratamiento ambulatorio intensivo a pacientes graves.
- Interconsulta y Enlace, donde atenderás las demandas de pacientes ingresados por patologías orgánicas o médicos que solicitan intervención en casos específicos, involucrándote en programas de coordinación interespecialidades, como rehabilitación cardiaca o cirugía bariátrica.
A menudo te encontrarás con casos complejos, donde el tratamiento psicofarmacológico es común y las situaciones de alta vulnerabilidad psicosocial son frecuentes. Estas experiencias son una gran oportunidad para reafirmar el papel crucial que tiene la Psicología Clínica en el abordaje de trastornos mentales graves.
Otras rotaciones específicas
Algunos centros te permiten realizar rotaciones en programas más especializados:
- Unidades de Trastornos de la Conducta Alimentaria.
- Unidades de violencia de género.
- Programas de salud sexual y reproductiva.
- Equipo de Tratamiento Intensivo Comunitario/Equipo de Tratamiento Asertivo Comunitario.
Este tipo de rotaciones suelen impactar profundamente, al enfrentarte a situaciones muy complejas tanto clínicamente como en su abordaje.
Rotaciones externas
Durante los últimos años de residencia, tendrás la opción de rotar por un dispositivo específico que no se encuentre en tu hospital, tanto a nivel nacional como internacional. Normalmente, realizarás dos rotaciones de tres a cuatro meses en tu tercer y cuarto año. Una de ellas puede ser en el extranjero, aunque no es obligatorio. Algunas de las rotaciones más conocidas se encuentran en Argentina, Nueva York, Londres o Melbourne.
Esta experiencia te permitirá complementar tu formación PIR de manera alineada con tus intereses y habilidades.
Consejos para aprender al máximo en cada rotación
A veces, al llegar a un nuevo lugar, no sabemos exactamente qué hacer, buscando a algún adjunto que nos introduzca en el trabajo que se realiza. Aquí hay algunas pautas sobre cómo enfrentarte a las rotaciones para sacarles el máximo provecho, ya que no es suficiente con estar presente: la actitud con la que te acerques a cada experiencia será crucial.
Actitud profesional
La transición de estudiante a profesional es gradual, pero comienza desde el primer día de residencia.
- Llega puntual, toma la iniciativa y muestra interés. Aunque estés “de observador”, tu presencia comunica mucho, tanto a tu tutor como al paciente que tienes delante.
- Respeta la confidencialidad, tanto dentro como fuera del entorno clínico.
- Formula preguntas con humildad, pero también con criterio: el objetivo no es saberlo todo. Aprender a discernir las preguntas útiles será clave para mantener el foco en lo importante.
- Mantén una postura ética: si algo te genera dudas (diagnósticos, tratamientos, prácticas), busca supervisión o reflexión, sin emitir juicios precipitados. Es posible que algunas situaciones e intervenciones generen conflicto. La reflexión y comprensión del contexto clínico e institucional son fundamentales.
Una actitud profesional genera confianza en tus tutores y propicia una mayor participación en los casos, lo que enriquecerá tus aprendizajes.
Aprendizaje activo
La residencia no es un conjunto de clases magistrales; se espera que participes activamente e invoques las tareas del equipo. El aprendizaje pasivo de la universidad ha terminado.
- Lleva una libreta o registro de aprendizajes. Anota dudas, conceptos nuevos y casos que te impacten.
- Identifica y observa a referentes clínicos en tus supervisores, y toma nota de su forma de intervenir y comunicar, así como de su manejo de la incertidumbre. Esto te ayudará a desarrollar tu propio estilo terapéutico.
- Realiza preguntas constantes: ¿Qué haría yo en esta situación? ¿Qué otros enfoques podrían aplicarse? ¿Cuáles son las implicaciones éticas? Las preguntas son la mejor manera de comprender la realidad y adaptarte a ella.
- Comparte tus dudas y reflexiones con otros residentes: muchas veces, las mejores ideas surgen del intercambio. Nadie mejor que tus compañeros para entender tu situación.
El aprendizaje activo no solamente te ayuda a integrar conocimientos, sino también a construir tu identidad profesional como psicólogo clínico. Es habitual que al inicio del camino intentemos imitar a nuestros referentes, pero poco a poco descubrirás tu estilo personal y único.
Un proceso transformador: lo que nadie te cuenta sobre las rotaciones PIR
Más allá del aprendizaje técnico, las rotaciones pueden afectarte emocionalmente. Estarás frente a pacientes con historias desgarradoras, colaborarás con profesionales que no siempre comparten tu perspectiva, y vivirás momentos de frustración, dudas, pero también de satisfacción. No solo aprenderás sobre técnicas de intervención, sino también sobre ti mismo y tu posición frente al sufrimiento humano.
Recuerda: ¡no estás allí solo para “hacer currículum”, sino para formarte como un profesional reflexivo, ético y humano. Esto también implica atravesar el desconcierto y la incertidumbre. La capacidad de tolerar el no saber es fundamental en el trabajo con personas.
Desde la Academia PIR APIR, repetimos a menudo: el PIR no es solo un examen ni una plaza, sino un proceso que transforma tu forma de estar en el mundo, y cada rotación PIR será un componente esencial de esa transformación.
¿Y cómo prepararse para todo esto?
La preparación comienza mucho antes del primer día como residente. En la academia APIR, llevamos años ayudando a miles de estudiantes a aprobar el PIR, así como a comprender lo que significa ser residente PIR y futuro especialista en Psicología Clínica.
Consideramos que convertirse en profesionales bien formados no se trata solo de memorizar contenido, sino de desarrollar una visión crítica y flexible, una ética profesional sólida, y una profunda sensibilidad humana. Esto se entrena desde ahora, mientras estudias, te examinas, caes y te levantas.
Conclusión
La formación PIR y las distintas rotaciones te exponen a la complejidad del trabajo clínico, dejando ver tanto las luces como las sombras del sistema, brindándote oportunidades para crecer, aprender y volver a intentarlo.
Prepárate para ello con curiosidad, humildad, y convicción de que cada dispositivo, equipo y paciente contribuirá a tu formación. Cada desacuerdo con un compañero, cada interacción con un paciente, cada alta, cada supervisión… te irán formando como el profesional que serás en el futuro.
Y si todavía estás en fase de estudio, recuerda que Aprobar el PIR no es el final, sino el comienzo. Desde la Academia APIR, seguimos comprometidos no solo a ayudarte a obtener tu plaza, sino a maximizar tu experiencia cuando llegue ese momento. Infórmate sobre todos nuestros cursos y da ese salto definitivo.
Fdo: Margarita Hidalgo, Psicóloga Clínica
Fuente: Rotaciones durante el PIR: qué esperar y cómo aprovecharlas