El antes y después del inicio del MIR, en imágenes
Bernardo, Francisco Javier y Andrea relatan su expectativa vs. realidad de este primer medio año como residentes.
Para Bernardo Manuel Soto, R1 en Hematología del Hospital Universitario La Princesa, este medio año ha supuesto una aventura de la que se siente «orgulloso». Con la barrera de los seis meses ya superada, Soto recuerda sus primeros pasos en el hospital «con muchos nervios», especialmente porque «pasas de ser un mero espectador a la primera línea en las Urgencias», explica. Recuerda este cambio del estudio a la vida laboral como una experiencia «dura, pero también desafiante», que a la par le produce mucha satisfacción.
Hace justo 5 meses que comencé la residencia
Hoy no puedo estar más contento de estar donde estoy, orgulloso del camino recorrido y agradecido de estar tan bien rodeado pic.twitter.com/m8Pz4UgytK
— Bernardo Soto (@BSoto_MD) October 24, 2023
Crecimiento personal y profesional en el MIR
Soto observa muchos aspectos positivos en los que ha crecido profesionalmente a lo largo de estos meses. Agradece haber adquirido, poco a poco, las habilidades necesarias para meterse ‘de lleno’ en «casos clínicos que han sido desafiantes», en los que ha contado con un equipo profesional que le ha «ayudado muchísimo». Aunque asegura también que este desarrollo profesional también ha venido acompañado de «momentos difíciles» en los que hay «situaciones comprometidas en las Urgencias» en las que no se puede llegar a más.
Además de un amplio bagaje clínico, el MIR apunta en su lista de aprendizajes una mayor capacidad de «gestión del tiempo», al tener que «equilibrar las demandas del trabajo con el propio bienestar físico y mental», explica. Algo para lo que agradece la ayuda de todas las personas a las que ha conocido en esta etapa, y su apoyo para enfrentarse «a los desafíos de la vida».
Las guardias de 24 horas marcan los primeros meses del MIR
Por su parte, Andrea Castellanos describe los primeros meses de residencia como un «Gran Cambio» -así, en mayúsculas- y un auténtico «torbellino». Esta médica residente de primer año de Pediatría en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) empezó su especialidad soñada entre ansias y dudas. «Estaba ansiosa por empezar, por fin iba atender a pacientes reales y no iba a ser un adorno más de la consulta como me había pasado en las prácticas de la carrera. Pero también estaba asustada, ¿tenía los conocimientos necesarios? ¿sabría hacer una historia clínica que fuera suficiente para llegar a un diagnóstico?…», detalla a Redacción Médica.
El antes y después de Andrea: durante la presentación de su TFG y ya como R1 de Pediatía. |
Pero el mayor enfrentamiento de Andrea llegó con su primera guardia. «Venía concenciada de lo que suponían pero cualquier idea que podía tener sobre ellas se quedó muy corta. 24h seguidas dentro de un hospital, perdiendo la noción del tiempo y que hacen replantearme si de verdad tengo tanta vocación por mi trabajo», expresa. «No voy a mentir, he querido llorar en algunas guardias».
No obstante, reconoce estar muy «contenta» y siente que «por fin toda esa teoría que se estudia durante la carrera sirve para algo». Además, tiene la suerte de contar con «un gran equipo que es indispensable y un gran alivio a la hora de trabajar».
Cómo es la residencia de farmacéutico
Unos compañeros que van más allá de los propios médicos, como es el caso de Francisco Javier Vasco quien consiguió, en su segundo intento, una plaza FIR en Microbiología Clínica. Echando la vista atrás guarda muy buenos recuerdos de sus inicios, ya que asegura haber vivido «una acogida muy buena entre médicos, farmacéuticos y biólogos» desde el primer momento.
Como resultado de esa primera toma de contacto tan positiva, describe el vínculo entre todos los R1 del hospital como «una piña», y asegura que independientemente de la profesión sanitaria que desempeñen se reúnen a menudo para hacer planes y actividades fuera del trabajo. También ha estrechado lazos especialmente fuertes con otros residentes de Farmacia y Biología que comparten con él pasillos y laboratorios. Ha notado un gran cambio al pasar de una rutina centrada en el estudio a tener que priorizar o cribar todos los planes de ocio que le surgen.
Francisco Javier Vasco durante la preparación al examen (izquierda) y como R1 de Microbiología (derecha). |
La residencia FIR como «una montaña rusa»
Vasco, por su parte, resume este medio año como «una montaña rusa», en la que ha vivido muchas sensaciones diferentes. Reconoce que la ilusión del principio se ha visto algo ‘opacada’ en algunos momentos, ya que después de tanto tiempo estudiando y preparando este examen, al llegar a la residencia tenía la esperanza de participar de manera activa en muchos procesos desde el primer momento.
Una vez que comprendió cuál era la realidad a la que se enfrentaba, cambió el ‘chip’ y desmitificó el FIR para verlo simplemente como un empleo: «No vas a ir súper ilusionado todos los días al trabajo, pero al principio te choca bastante porque quieres y esperas hacer muchas cosas. Pero claro, a trabajar, aprendes trabajando».
«No vas a ir súper ilusionado todos los días al trabajo, pero al principio te choca bastante porque quieres y esperas hacer muchas cosas. Pero claro, a trabajar aprendes trabajando» |
Poco a poco, asegura que ha pasado de «sentirse una planta» a ganar independencia y autonomía en su Servicio, lo cual ha supuesto la mayor satisfacción para él: «Te sientes mucho más completo y vas viendo cómo vas evolucionando conforme vas aprendiendo«. Observar ese cambio es, en su opinión, lo más satisfactorio de esta etapa.
Consejos de R1 a sus ‘yo’ del pasado
Al dirigirse a las versiones de sí mismos de hace unos meses, sostienen que todo el esfuerzo realizado «ha merecido la pena», y que aunque haya momentos de cansancio, frustración e incertidumbre tienen que «seguir hacia delante».Al ver todo lo que han conseguido, se animan a sí mismos a «luchar contra el Síndrome del Impostor» también de cara a los años de formación que todavía les esperan, en los que guardan mucha ilusión y ganas.
Soto (izquierda) y Vasco (derecha) junto al grupo de compañeros más cercanos del hospital. |
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El antes y después del inicio del MIR, en imágenes publicado originalmente en www.redaccionmedica.com