¿Por qué elegí Cardiología?


La cardiología es una de especialidades más escogidas en el examen MIR, y debemos decir que no es de extrañar. Es una especialidad médica tremendamente completa, que permite una sub-especialización muy diferente para distintos perfiles.

El centro de la misma es el corazón y las enfermedades que le afectan. Como bien saben nuestros alumnos, el corazón es el órgano más importante del cuerpo, un órgano noble, limpio y fisiopatológico, que se deja comprender.

La base de la especialidad es la clínica, tanto ambulatoria en consulta, como hospitalaria en una planta. Se centra en el manejo del fallo cardíaco (la insuficiencia), el de las arritmias cardíacas (lentas y rápidas) y el tratamiento del espectro de la enfermedad coronaria (angina estable y síndromes coronarios agudos). Dentro del espectro clínico existen apartados específicos, no presentes en todos los hospitales, pero que merecen mención especial: cardiopatías familiares (displasia, MCHO; QT largo, estudio genético…), hipertensión pulmonar (tromboembólica, idiopática..), ICC avanzada y trasplante cardiaco (incluyendo los nuevos dispositivos de asistencia ventricular); cardiopatías congénitas del adulto (muy complejas y preciosas), rehabilitación cardiaca… La gran mayoría de cardiólogos se dedican a clínica, con algunos adquiriendo alguna habilidad específica posteriormente.

El segundo pilar de la especialidad es la imagen cardíaca, la parte ‘radiológica’ de la cardiología. La base de la misma es la ecocardiografía, tanto transtorácica como transesofágica, de reposo o de estrés, complementándose en centros más avanzados con la TAC y la resonancia magnética cardiaca, en proceso de ebullición en la actualidad. Hay muchos cardiólogos que exclusivamente hacen imagen, sin contacto clínico alguno, y otros que lo compaginan con la clínica.

Para los fans de los cuidados agudos o críticos, la UVI coronaria es la parte ‘intensivista’ de la especialidad, aunque su gestión por parte de cardiología no es uniforme en España (aspecto que debe ser preguntado en cada hospital concreto). El manejo del infarto complicado, del edema de pulmón, de la parada cardíaca de la tormenta arrítmica, el tratamiento con dispositivos de asistencia ventricular (balón de contrapulsación, ECMO…). Todos estos aspectos los manejan los cardiólogos especialistas en agudos.

Por último, las dos subespecialidades más conocidas dentro de la cardiología son las invasivas: electrofisiología y hemodinámica. Los arritmólogos son los especialistas en las arritmias cardiacas, que además de ser capaces de interpretar muy bien ECG, se dedican al implante de dispositivos cardíacos (marcapasos y DAI) y a las ablaciones/estudios de las taquicardias. Los hemodinamistas son los ‘fontaneros’ de la especialidad, dedicándose al implante de stents en las arterias coronarias y a la tratamiento de las cardiopatías estructurales desde un punto de vista percutáneo (implante de TAVI, cierre de orejuela, cardiopatías congénitas, mitraclip…). Son subespecialidades muy resolutivas y dinámicas, las más quirúrgicas dentro de la cardiología.

La cardiología es una especialidad muy completa, dinámica y en continuo cambio. Tiene una vertiente muy innovadora e investigadora, para los fans de las publicaciones y la tesis. No podemos en cualquier caso mentir, se trata inherentemente de una especialidad competitiva, y en cierta manera dura, tanto clínicamente (nuestros pacientes se mueren) como laboral (hay guardias, hay alertas de hemodinámica, hay sobretrabajo en clínica e imagen…). En relación a las salidas laborales, cardiología no tiene globalmente paro, si bien esta ausencia de paro es a expensas de una alta movilidad geográfica y de cardiología clínica.

En resumen, es una especialidad muy bonita, muy variada y completa, de la que rara vez uno se arrepiente haber escogido.



Artículo publicado originalmente en grupocto.es