Sin ellos, el sistema colapsa


El Gran Wyoming se remonta a hace dos siglos, cuando en Inglaterra y Escocia existía la figura del ‘comepecados‘, una persona encargada de visitar a los difuntos, en su lecho de muerte, para comerse sus pecados. Un oficio que poco a poco fue desapareciendo y al que se refiere para explicar que «es normal que nadie se decante por un empleo duro, mal pagado y desagradable».

Algo que relaciona como una posible razón por la que de los dos mil primeros MIR que eligen especialidad en estos momentos, solo 45 se hayan decantado por ser médicos de familia. Algo que ya ocurrió el año pasado, cuando se quedaron muchas de estas plazas sin cubrir. «Estamos ante un problema serio«, subraya, pues apunta que esta especialidad asume entre el 80 y 90% de los problemas de salud de la población.

«Son el primer dique contra las enfermedades y sin ellos, el sistema colapsa», señala. Así que indica que no se puede culpar a los MIR de «no querer inmolarse dedicándose a un trabajo que, aunque esencial, está mal pagado, saturado y es menos preciado por parte de ciertas administraciones públicas». «Antes de ser médico de familia, supongo que muchos preferirían incluso hacerse ‘comepecados'», sentencia.

La histórica sindicalista charló con Sandra Sabatés sobre como tomo conciencia de la importancia de clase y como, en plena dictadura franquista, consiguió llevar a cabo protestas y huelgas a pesar de la represión.



«Sin ellos, el sistema colapsa» publicado originalmente en www.lasexta.com